El vino es uno de los productos más apreciados y consumidos en todo el mundo. En España, país con una destacada producción vinícola, no solo se produce una amplia variedad de vinos, sino que también se ha convertido en uno de los principales destinos de enoturismo a nivel global. La Denominación de Origen (D.O) es un sello de calidad que identifica a aquellos vinos que provienen de un lugar determinado y que cumplen con las características del medio geográfico donde se producen.
Para obtener el reconocimiento de Denominación de Origen, un vino debe pasar por una serie de requisitos y controles rigurosos. En primer lugar, debe ser reconocido como vino de Calidad con Indicación Geográfica. Esto implica que el vino debe ser producido y elaborado en una región específica, utilizando uvas procedentes de la misma región. La calidad y reputación del vino deben estar relacionadas con el medio geográfico y el factor humano involucrado en su producción. En segundo lugar debe mantener este reconocimiento durante 5 años.
La primera reglamentación nacional sobre Denominaciones de Origen del vino en España fue establecida en 1933, y el primer vino en obtener esta certificación fue el famoso Jerez-Xéres-Sherry. Desde entonces, se ha convertido en un distintivo de calidad y excelencia que garantiza la autenticidad y el origen del vino.
Sin embargo, existe una certificación aún más exigente conocida como Denominación de Origen Calificada (DOCa). Para obtener esta distinción, el vino debe cumplir con requisitos adicionales. Además de pasar por un sistema de control desde la producción hasta la comercialización para garantizar la calidad y la cantidad, el vino debe venderse exclusivamente embotellado y mantener el reconocimiento de Denominación de Origen durante al menos 10 años. Además, se requiere una delimitación cartográfica precisa por municipios de los terrenos aptos para elaborar vinos con derecho a la DOCa. En España, solo dos regiones cuentan con esta prestigiosa distinción: la Rioja y el Priorat.
La Denominación de Origen, ya sea D.O o DOCa, es un referente de calidad y autenticidad para los amantes del vino. No solo garantiza unas características únicas y propias de cada región, sino que también impulsa el turismo vitivinícola en esos destinos. España es reconocida mundialmente por su excelencia en la producción de vino y se ha posicionado entre los tres principales destinos de enoturismo, junto con Italia y Portugal.