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Cómo entrenar el olfato para una cata de vino

 

El vino ha acompañado a la humanidad desde tiempos ancestrales siendo objeto de placer y deleite del paladar para muchos. Esta bebida tiene una gran variedad de opciones lo que hace que quienes lo disfrutan siempre tengan algo nuevo que descubrir.

Hay quienes llevan más allá su afición por el vino y se zambullen en el mundo de la enología para conocer más de su historia, su producción y sus cualidades. Tanto sea de manera profesional como amateur, además de los conocimientos teóricos, se necesitan desarrollar ciertas habilidades para catar un vino, una de estas habilidades es el olfato.

El olfato es esencial para poder identificar los aromas que contiene un vino y así poder determinar su calidad y variedad, y aunque en un principio esto parezca una ardua tarea, podemos entrenar nuestro olfato para ser capaces de catar un vino.

Es muy común que los seres humanos no prestemos mucha atención a nuestro sentido del olfato principalmente porque en nuestro día a día estamos inmersos en una gran mezcla de aromas y no ponemos atención a los detalles.

Por ello un gran ejercicio para estimular nuestra capacidad de diferenciar olores, es exponernos a nuevas fragancias. Podemos hacer esto con la ayuda de aceites esenciales, especias u otros ingredientes, la idea es intentar memorizar el aroma.

Otro buen ejercicio de cara a desarrollar nuestro olfato, es detenernos en el día a día, tomarse un momento para percibir los olores de nuestras comidas, de nuestra ropa, de nuestra casa, es de gran ayuda para este fin.

Los ejercicios mencionados apuntan a mejorar nuestra memoria olfativa y a agudizar nuestra capacidad de diferenciar fragancias. Los vinos se caracterizan por tener una enorme cantidad de aromas diferentes, por ello trabajando estos puntos en poco tiempo podremos ser capaces de diferenciar los matices de un vino, aromáticamente hablando.

La practica, obviamente, incluye una copa de vino. Para hacerlo de manera correcta la copa debe estar llena en tan solo un tercio o menos de su capacidad, esto nos permite girarla para agitar el vino y que sus aromas se liberen para hacer más fácil su percepción.

Una vez hecho lo anterior llega el momento de apreciar el aroma del vino y allí usando nuestra fortalecida memoria olfativa, ocuparnos de detectar los detalles: hay aromas que se relacionan con su producción, por ejemplo el tiempo de estacionamiento en los barriles de madera, hay aromas que nos denotan sus matices, sus especias y además podremos distinguir las notas florales y frutales.

Poder catar un vino es una tarea que todos podemos realizar dedicando el tiempo suficiente a desarrollar ese sentido que solemos tener tan dejado de lado, nuestro olfato.
Es mucha la información que nos dan los aromas y afortunadamente podemos desarrollar esta habilidad y aprovechar su potencial.

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1 comentario

Me gustaria y compraria un vinocuyo aroma,fuese parecido al aroma que desprende mi jardin,despues de haber llovido,

luis ferrandiz

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