Es la bebida consentida del verano, también es el acompañante perfecto para diversidad de platos y momentos, pero, ¿conoces el verdadero origen del vino rosado?
Lo cierto es que los tintos y los blancos suelen ser los primeros en ser nombrados al hablar de vinos. No obstante, el rosado ha ido construyendo su lugar, sobre todo porque se cree que fue el primer tipo de vino de toda la historia.
El verdadero origen del vino rosado
La razón por la que se cree que el rosado fue el primer tipo de vino es debido a la forma en la que se elaboraba antiguamente. El proceso se realizaba inmediatamente después de la cosecha y las uvas eran presionadas, por ello el caldo tomaba ese peculiar color rosa, también llamado rosé.
Otro dato interesante sobre el verdadero origen del vino rosado es que se les atribuía su elaboración a los romanos. Pero, hoy en día se ha aclarado que realmente su origen está en la región francesa llamada Provenza.
En esta última, el clima, las características del suelo y las variedades de uvas lo vuelven un territorio perfecto para la elaboración de vino rosado.
También es importante conocer que los primeros champagnes y espumosos eran en realidad rosados. Esos mismos que en la actualidad son los más caros del mercado, por lo menos en el caso de los vinos espumosos.
Las uvas aptas para producir vino rosado
Aunque gracias al aroma, tono y textura de los rosados puede parecer que estos son una combinación entre los vinos blancos y los tintos, esto no podría estar más alejado de la realidad.
De hecho, existe una regla general en la que queda establecido que los vinos rosados provienen de forma exclusiva de una sola variedad de uvas rojas.
Sin embargo, esto no quiere decir que solo exista un tono en los vinos rosados, porque realmente estos cuentan con una paleta de colores amplia. Pueden ir desde tonos violetas hasta un anaranjado distintivo y parecido al salmón.
¿Qué causa el característico tono de los vinos rosados?
Como ya leíste en líneas anteriores, no existe un solo tono para estos caldos y el origen de su peculiar color se debe a los pigmentos que se encuentran en la película de las uvas tintas.
En este sentido, el tono será el resultado de la permanencia y la temperatura con la que se mantengan en contacto el jugo de uva y sus pieles. Ya que, en un principio, el líquido es casi incoloro, cuanto más tiempo dure la piel con el vino, más oscuro será el mismo.
Ahora bien, existen 3 formas de conseguir el color rosáceo:
Con el método Saignée(Sangrado)
Se considera un subproducto de la fermentación de los tintos, pues durante la maceración de estos, se retira el 10% del jugo del concentrado. Así, se obtiene un tinto de mayor concentración y un rosado intenso y duradero.
La variedad de uva tradicional elegida para este proceso es la Garnacha, pero la Merlot, la Cabernet Sauvignon y el tempranillo también son usadas, aunque en menor cantidad. Por este método elaboramos nuestro rosado Rioja "Señorío de La Eralta"
Por el contacto con los hollejos (Vin gris)
Con esta técnica el producto primario es el vino rosado. En él se aplastan las uvas de hollejo tinto, lo que permite que el mismo mantenga contacto con el mosto por cierto periodo de tiempo (corto).
Luego, las uvas son prensadas y los hollejos descartados. Con esto, se obtiene un sabor más similar al del vino blanco.
A través de la maceración
El líquido se deja con la piel durante un tiempo corto, lo que permite conservar cierto color y tinte de las pieles.
La Syrah y la Cabernet Sauvignon son variedades utilizadas con este método si se busca un rosado de mayor concentración. Para los más ligeros suele emplearse Garnacha.
Ahora que sabes el verdadero origen del vino rosado y los tres principales métodos de vinificación de los mismos podrás disfrutar con conocimiento de este elixir de la uva.