Las vides despiertan de su estado de reposo con la llegada de la primavera. La savia sube por la madera y el lloro de las vides anuncian el inicio de la brotación.
A medida que aumentan las temperaturas, los brotes crecen y aparecen los primeros racimos florales. Por lo general, esto suele ocurrir durante la primera quincena de marzo en la parte más oriental de la Rioja Baja, extendiéndose hacia el oeste por toda la Denominación a lo largo de un mes aproximadamente.
Tras la brotación se practica la espergura, que consiste en la eliminación de algunos brotes para mantener la formación de las cepas, regular su producción y eliminar chupones.
La floración, que se produce hacia finales de mayo en Rioja Oriental y principios de junio en Rioja Alta y Rioja Alavesa, es otro período crítico para los viticultores, ya que unas condiciones meteorológicas adversas, como fuertes vientos o exceso de lluvias, pueden conducir a un cuajado deficiente de la uva, llamado 'corrimiento'.
