Su forma no es cosa del azar y seguramente en más de una ocasión te has preguntado por qué las botellas de vino tienen el culo metido para adentro o por qué tienen esa peculiar forma.
Un poco de historia
Si nos adentramos un poco en la historia, descubriremos que las botellas de vidrio aparecieron mucho después de que el vino como tal comenzara a elaborarse.
Y es que, esta ancestral bebida existe desde la prehistoria, pero la botella de vidrio no apareció hasta el siglo XVII cuando el vino fue convertido en un producto para celebraciones y banquetes de los más pudientes. El vino, hasta que surgió el vidrio, resultaba expuesto a la oxidación por el oxígeno, por lo que debía beberse con prontitud. La botella de vidrio hizo más fácil almacenar el líquido por un mayor tiempo. Además, también permitió que el vino tuviera un mejor sabor.
Al principio fue una cuestión de fabricación
Estos envases de vidrio comenzaron a fabricarse de forma artesanal, con la conocida técnica del vidrio soplado. La cual consistía en crear una especie de burbujas de vidrio fundido, al inyectar aire mediante el soplado.
La verdadera razón por la que el culo se hundía hacia dentro era para no dejar expuesto el punto por el que se había soplado la botella. Al cerrarse, el agujero dejaba una cicatriz en el vidrio que podía rayar una mesa o volver inestable la botella.
Así, el diseño de las botellas de vidrio para el vino con fondo de tipo convexo fue la solución. Una confección que ha prevalecido en el tiempo, incluso después de que la fabricación de las mismas comenzara a realizarse de manera mecánica y a eliminar dicho punto.
¿Por qué las botellas de vino tienen el culo metido para adentro en la actualidad?
Aunque con la mecanización en la fabricación de dichos envases de vidrio fue posible eliminar el agujero y los inconvenientes asociados al mismo, se mantuvo la forma por varias razones.
Ya no se debía a cuidar solo la estabilidad de la botella, sino que dicho fondo curvado, conocido como «picada», también permite distribuir mejor la presión en el mismo. Lo que, a su vez, le facilita aguantar la considerable presión de aquellos vinos que son espumosos y para soportar el duro proceso de taponado.
Sumado a esto, esta peculiar curvatura consigue añadir un peso justo en el fondo de la botella, haciéndola mucho más difícil de volcar. Evita que el material resuene con facilidad y, todo esto junto, reduce el riesgo de que el vidrio se rompa al ser transportado.
La limpieza y el reciclaje también se ven beneficiados por este diseño, sobre todo gracias a la distribución del agua en el interior. Dicho efecto también funciona con los sedimentos del propio vino, los cuales quedan en los laterales del mismo fondo a medida que el líquido madura y no pasa a la copa.
Y si has visto cómo el sumiller tiene un mejor agarre de la botella, posiblemente es gracias a este fondo; al igual que permite apilar mejor las botellas y hasta genera una sensación de que el interior contiene mayor líquido.
12 comentarios
Gracias por toda esta cultura que ni estáis enseñando .BAKO os estará muy agradecido. CHOCOSALUDOS 🍔.
Muy entretenido el artículo. Gracias!!